Proceso Paso a Paso
- Preparación de la Base: Comience por mezclar en un bowl los 350 gr de dulce de leche con los 80 ml de leche entera. Es importante que esta mezcla alcance una consistencia homogénea y sin grumos. Este proceso no solo facilita la incorporación del dulce de leche sino que también suaviza su intensidad, permitiendo que el sabor se disperse uniformemente en la crema.
- Montar la Crema de Leche: En otro recipiente, bata la crema de leche hasta formar picos suaves. Este paso es crucial; la crema no debe estar ni muy líquida ni demasiado firme. La textura perfecta es aquella que mantiene su forma pero aún se siente suave al paladar.
- Incorporación: Con mucho cuidado, incorpore la mezcla de dulce de leche a la crema batida. Este paso debe hacerse de manera envolvente y suave para evitar que la crema se baje. La idea es mantener la mayor cantidad de aire posible dentro de la mezcla, lo que resultará en un helado más cremoso y suave.
- Congelación: Vierta la mezcla final en un molde adecuado y congélelo por un mínimo de 6 horas. Para obtener una textura óptima, es recomendable remover el helado con una espátula cada 30 minutos durante las primeras 2 horas de congelación. Esto ayudará a romper cualquier cristal de hielo que se forme, asegurando una cremosidad sin igual.
- Servir: Una vez que el helado haya alcanzado la consistencia deseada, sáquelo del congelador y déjelo reposar durante unos minutos antes de servir. Esto facilitará la formación de bolas de helado perfectas. Como toque final, puede agregar trozos de dulce de leche sólido, nueces picadas o incluso un chorrito de crema de leche fresca.
Consejos para un Helado Perfecto
- La calidad del dulce de leche es fundamental. Opte por marcas reconocidas o, si se anima, prepare el suyo propio en casa.
- La crema de leche debe estar muy fría antes de batirla, para facilitar que monte correctamente.
- Para una textura aún más suave, puede utilizar una heladera casera, siguiendo las instrucciones del fabricante.
Este Helado de Dulce de Leche no es solo un postre, es un viaje a través de sabores y texturas que promete dejar una impresión duradera en todos aquellos que lo prueben. Ideal para compartir en reuniones familiares, como broche de oro en cenas especiales o simplemente como un capricho para alegrar el día.